lunes, 7 de marzo de 2016

Influencia planetaria

Tradicionalmente la literatura astrológica se refiere al fenómeno astrológico como una "influencia" de los planetas sobre los eventos terrenales. Hay que matizar el sentido metafórico de la expresión, pues los planetas, evidentemente, no causan por sí mismos ningún efecto, evento o suceso terrestre conocido ni hace que las personas sean o se comporten de una manera u otra.

En la antigüedad los planetas eran considerados Dioses que regían la vida de los hombres en la Tierra, así como todos los principales acontecimientos históricos que se iban sucediendo unos tras otros. Esta creencia todavía permaneció latente en el inconsciente colectivo hasta siglos muy recientes, y de hecho, a los principales planetas del Sistema Solar se les otorgó el nombre de dichas deidades provenientes de la mitología romana. Así por ejemplo, Júpiter, el planeta más grande, era el principal dios considerado padre de todos los dioses y hombres; mientras que Saturno era el dios que regía el tiempo, las estaciones y las cosechas, o Neptuno, dios de los océanos y todas las criaturas marinas. Pero hablar de influencia planetaria no es más que una costumbre tradicional de referirse de manera simple y habitual (no literal) a la correlación entre los eventos celestes y los terrestres.


Como ya expliqué en mi anterior entrada sobre los fundamentos científicos de la astrología, es el principio de la sincronicidad (Jung), en lugar del de la causalidad, uno de los mayores avances que se han producido en el desarrollo de la astrología moderna. Se trata de un rechazo por obsoleto del antiguo modelo ptolemaico de las "influencias celestiales" y el regreso a una Astrología más viva sobre las alineaciones planetarias y sus significados, más que sobre sus "causas".


El término "sincronicidad" fue acuñado y usado públicamente a comienzos del siglo pasado por el médico suizo Carl Gustav Jung, investigador astrológico, en referencia a aquellos eventos que están aparentemente conectados unos con otros, pero que no pueden ser explicados según las reglas mecanicistas de causa-efecto. En la teoría de Jung sobre la sincronicidad, el tiempo y el espacio se vuelven principios relativos que sobre bajo ciertas condiciones pueden ser transcendidos en la ocurrencia de una 'coincidencia significativa'. A modo de abreviación, los acontecimientos sincrónicos son simplemente reflejos de eventos ocurridos simultáneamente en paralelo con otros. "Así como es arriba, es abajo".

Más recientemente, nuevas teorías y descubrimientos en física moderna apuntan a la implicación de una profunda interconexión universal de todo lo que existe, lo que explicaría diferentes patrones astrológicos dentro de una sucesión de ciclos geométricos fractales de cualidades específicas que caracterizan determinados momentos en el tiempo, produciendo una congruencia caótica en el espacio. De hecho, la Teoría del Caos se considera junto a la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad, la tercera gran teoría del siglo XX. Todavía está por ver qué relevancia tendrá esta teoría en muchos campos científicos actuales, entre ellos el campo de la astrología, pero el profesor en astrofísica Dr. Mansfield desde Nueva York ya ha adelantado: "Debido a que la astrología propone una visión unificada del universo, se entiende mejor a través del universo cuántico ya que se basa en una interconectividad acausal, dependiente del observador y con un núcleo unitario."


Mientras tanto, mi consejo sigue siendo interpretar y considerar las alineaciones planetarias de nuestras cartas natales como reflejo de los diferentes patrones integrados en nuestra psique y en nuestra vida; y a partir de ahí, observar los tránsitos sobre esos puntos (y estructuras de puntos medios activadas por los mismos) a medida que la persona va creciendo, a modo de reflejo de las experiencias por las que vamos atravesando a lo largo de los diferentes momentos de nuestras vidas.

Ms. Tricia Arias. Astróloga.


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